De profunda calidad humana, tenaz y trabajador incansable, virtudes que forman parte de su personalidad empática con la cultura y la sociedad cántabra, lo han llevado a lo largo de su dilatada trayectoria de más de treinta años a organizar diferentes festivales musicales, principalmente en su querida localidad de Castañeda, con una gran conexión con las tradiciones de Cantabria.
Reencontrarse con el veterano Festival Magosta cada año se ha convertido en una costumbre difícil de romper. Un acontecimiento cultural, donde en cada rincón del prau de Castañeda han brillado con éxito el sonido del folk y las músicas de raíz. Siempre ha luchado con uñas y dientes por ofertar un espectáculo independiente y de calidad, aunque por desgracia, y pese a todos los años de trabajo organizativo, en ocasiones el público y otras veces los representantes políticos de su municipio natal no siempre lo han apoyado de manera decidida.
Aún así, su carácter perseverante lo ha llevado a reinventarse, el arte de sobrevivir. Fruto de ello es la creación de ‘La Noche del Romancero’, inspirada en la cultura popular de los juglares de antaño. Unas jornadas, con más de veinte ediciones celebradas en Castañeda, en las que se han conjugado melodías procedentes de antiguos cancioneros junto a temas y formas musicales transmitidas a través de la más pura tradición oral en forma de romances, trovas y canciones de la picaresca tradicional.
En el recuerdo queda su faceta de representante de la extinta asociación PRAU, aquella que agrupaba a seis festivales de música folk que se celebraban en distintos lugares de Cantabria durante los animados meses de verano. Una mezcla de ritmos mestizos y eclécticos junto a sones enraizados en la cultura tradicional cántabra.